martes, 8 de febrero de 2011

El Ejército a las calles de Puebla… un riesgo que valorar.

Por Raquel Martínez

El anuncio del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas de sacar al ejército a las calles, para “inhibir la presencia del crimen organizado”, es un tema que siempre ha contado con el rechazo de la sociedad. Puebla, ha sido a pesar del gobierno autoritario de Mario Marín, un estado, en general, tranquilo.

Los programas de gobierno del nuevo mandatario, muchos de ellos ofertas de campaña son bien vistas y ofrecen mejorar el desarrollo del estado, en los aspectos, educativo, agropecuario, de empleo etcétera, pero en materia de seguridad pública con el Ejército en las calles, es un tema que no ofreció en campaña y que deberá manejar con pinzas.

El secretario de Seguridad Pública Ardelio Vargas Fosado el fin de semana último, aseguró que “pronto habrá más presencia militar en Puebla”. “No esperemos que se nos vaya de las manos, vamos a actuar desde antes, sentenció.

Los poblanos con base en las amargas experiencias en otras entidades, del norte sobre todo, permiten que los poblanos rechacemos tal medida. Felipe Calderón tuvo el atrevimiento de sacar al Ejército a las calles, lanzándolo a una función policial para la que no está preparado, y como consecuencia se desató una guerra que no hay para cuando la pueda detener; las consecuencias, más de 50 mil muertos en poco más de cuatro años.

En Puebla, en general, estamos en paz, al gobernador precioso se le puede acusar de muchas tropelías, pero si algo hay que reconocerle, es que mantuvo al estado como una isla ante la embestida del crimen organizado en el país.

Para que le mueven, sobre todo cuando los militares han sido señalados como autores de un sinfín de atropellos y asesinatos de civiles, niños y mujeres entre ellos. No queremos sufrir los retenes militares, donde no vaya a ser el diablo, a cualquiera nos confunda, como ha sucedido, con delincuentes y recibamos ráfagas de balas.

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