viernes, 19 de julio de 2013

Fue muy elevado el abstencionismo; menos de 40 % de los ciudadanos votaron...

Se siguen dando riesgos de regresión autoritaria, voto del miedo, cansancio, desconfianza, hastío y abstencionismo: Obispo de Tehuacán

  • Coacción del voto y acarreos, llegando en algunos casos a golpes, balazos e incluso muerte prevalecieron durante la jornada electoral del pasado 7 de julio destacó el prelado.

ÁNGEL Ibáñez Fonseca.

Fue muy elevado el abstencionismo durante la  jornada electoral del pasado  siete de julio con respecto a los seis distritos que coinciden con el territorio de la diócesis de Tehuacán, señaló Rodrigo Aguilar Martínez, Obispo de Tehuacán

Por medio de un comunicado de prensa, refirió que en el municipio de Tehuacán, menos del 40% de ciudadanos votaron; le sigue en abstencionismo el municipio de Palmar de Bravo, pero en éste hubo participación de poco más del 60%. En el otro extremo, en 6 municipios hubo participación arriba del 80%; el más alto Eloxochitlán con casi el 90%.

Obispo Rodrigo Aguilar Martínez
Agregó que también es significativa la pluralidad partidista: En cuanto a distritos, en 4 de ellos ganó la Coalición Puebla Unida (PAN-PRD-PANAL-PCP); en 2 ganó la Coalición 5 de mayo (PRI-PVEM). En cuanto a municipios, la Coalición 5 de mayo ganó en 12 municipios; la Coalición Puebla Unida ganó en 9 municipios; el Partido del Trabajo ganó en 4 municipios; el Partido Social de Integración ganó en 2 municipios;  Movimiento Ciudadano ganó en 1 municipio.

En esta elección hubo de todo, desde participación ordenada, honesta y respetuosa; pasando por situaciones de “tensa calma”, comentarios de coacción del voto y acarreos, llegando en algunos casos a golpes, balazos e incluso muerte; indicó.  

Se siguen dando manifestaciones que los obispos denunciábamos el año 2000 en una Carta Pastoral (Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos): mejora cualitativa de algunas instituciones democráticas, mayor conciencia crítica de los ciudadanos, pero también riesgos de regresión autoritaria, voto del miedo, cansancio, desconfianza, hastío, abstencionismo (cf. nn. 257-260). Además, cuando en la conciencia de muchos prevalece el criterio de ser ganadores o perdedores, hay una mirada parcial con tendencia a seguir alimentando el forcejeo y la división debido al afán de  poder y de beneficios económicos. La contienda partidista llevada de esa manera está minando las sanas y sabias tradiciones de usos y costumbres, está dividiendo los pueblos e incluso las familias.

 “Por ello –decíamos la Carta Pastoral mencionada- es necesario insistir que una democracia, sin un entramado institucional y cultural fundado en valores y principios basados en la dignidad humana, fácilmente degenera en demagogia y en fórmulas políticas contrarias a la libertad y a la justicia. Más aún, todo cambio de estructuras, para que sea provechoso, necesita de un soporte educativo y cultural sólido, apoyado en el reconocimiento de los derechos humanos y sus deberes correlativos, y en una recta comprensión del bien común y sus exigencias. La democracia sólo prospera con la educación cívica, la promoción del bien público y la justicia social. El estado de derecho es su condición y expresión esencial.” (Carta Pastoral, nn. 261-262).

Es nuestro derecho y nuestro deber de ciudadanos, nuestra misión de discípulos misioneros de Jesucristo, encarnar el Evangelio en el más fino y noble sentido de política como búsqueda del bien común, especialmente de los más marginados.

 Los candidatos triunfadores y sus partidos-coaliciones deben responder con programas sensatos, flexibles, incluyentes. Todos participemos corresponsablemente con quienes han sido electos por el voto ciudadano, pero también exijamos la ejecución transparente, honesta y eficaz de dichos programas. Hay recursos humanos y materiales, que haya también nobleza y sacrificio para salir adelante; finalizó.

 

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